Me encantan los dibujos clásicos de Bugs Bunny, preferiblemente sin doblar al castellano o, en su defecto con el doblaje que se hizo en los años sesenta o setenta. Hay un capítulo en el que se desarrolla un trasunto de ópera wagneriana, y Elmer es un nibelungo enamorado de la walkiria-conejo (Bugs). En un capítulo de la serie Rockefeller Plaza, la protagonista tiene como tono de móvil ese momento de los dibujos animados: la Cabalgata de las Walkirias pero con una letra que dice repetidamente: “¡Matar al conejo, matar al conejo, na, na,na…!“
Como siempre, hoy empiezo este post con una “ida completa de olla”. Todo ello viene al caso de una noticia que he leído en la web del diario ABC: Himmmler ordenó criar conejos de angora en granjas de lujo climatizadas junto a los campos de concentración
La idea es bastante retorcida: criar animalitos encantadores junto al infierno, en el mismo sitio en que, a diario, eran exterminadas miles de personas y todo ello con la finalidad de encontrar las pieles mas adecuadas, cálidas y cómodas para el uso de los soldados de las Wehrmacht y las SS. Bueno, tampoco es tan extraño, sobre todo si tenemos en cuenta que el pelo de los prisioneros exterminados era empleado para tejer calcetines y otras prendas para los tripulantes de los U-Boot… En fin, que la crueldad humana no tiene límites y nunca dejará de sorprendernos