Sello conmemorativo del 50 aniversario de la Kristalnacht
Cada nueve de noviembre es día de recordar el que fue el preludio del Holocausto: la Noche de los Cristales Rotos, o dicho en alemán Kristalnacht (la noche de cristal). En las horas que pasaron entre la noche del 9 y la mañana del 10 de noviembre de 1938 se produjo un verdadero progromo por todo el territorio alemán: Alemania, la Austria anexada, y las áreas de los Sudetes de Checoslovaquiarecientemente ocupadas por tropas alemanas. Esta oleada de violencia debe su nombre a los fragmentos de vidrios rotos que cubrían las calles alemanas después del pogromo: procedían de las ventanas de sinagogas, casas, y negocios judíos saqueados y destrozados durante la violencia.
Después de estos hechos, el gobierno alemán explicó que la Kristallnacht había estallado como una respuesta espontánea de sentimiento público en respuesta al asesinato de Ernst vom Rath, un oficial de la embajada alemana en Paris a manos del activista judío polaco Herschel Grynszpan. En realidad esto fue sólo el pretexto usado por el gobierno nazi alemán.
Vom Rath murió a causa de sus heridas el 9 de noviembre de 1938, dos días después del atentado. El día de su muerte coincidió por casualidad con el aniversario del putsch de 1923, ocurrido en una cervecería de Múnich; un aniversario importante en el calendario Nacional Socialista. Los líderes nazis, reunidos en Múnich para la conmemoración, eligieron usar la ocasión como pretexto para lanzar una noche de excesos antisemitas. El ministro de Propaganda Joseph Goebbels, instigador principal del pogromo, dio a entender a la Vieja Guardia del partido allí reunida que el “Judaísmo Mundial” había conspirado para cometer el asesinato de vom Rath y anunció que,
“el Führer ha decidido que … las manifestaciones no deberán ser ni preparadas ni organizadas por el Partido, pero en tanto estallen espontáneamente, no deben obstaculizarse”.
Las palabras de Goebbels se convirtieron en órdenes para desencadenar el pogrom. Después de su discurso, los líderes regionales del Partido dieron instrucciones a sus oficinas locales. La violencia empezó a estallar en varias partes del Reich durante toda la noche y la madrugada del 9 al 10 de noviembre. A la una y veinte de la mañana el 10 de noviembre, Reinhard Heydrich, como jefe de la Policía de Seguridad (Sicherheitspolizei o Sipo) mandó un telegrama urgente a las oficinas centrales y estaciones locales de la Policía Estatal y a los líderes de las SA en sus varios distritos, que contenía directivas respecto a los disturbios. Equipos de las SA y la Juventud Hitleriana a través Alemania y sus territorios anexados participaron en la destrucción de casas y negocios judíos; miembros de muchos de los equipos llevaban ropa de civiles para apoyar la ficción que los disturbios eran expresiones de la “reacción del público indignado”.
En el sentido de las agujas del reloj: Vom Rath, Grynszpan, Heydrich y Goebbels sobre el fondo de una sinagoga ardiendo
A pesar de la apariencia exterior de una violencia espontánea, y los caracteres locales del pogrom en las distintas regiones del Reich, las órdenes centrales que venían de Heydrich contenían instrucciones específicas: los alborotadores “espontáneos” no podían tomar medidas que pudieran dañar personas o propiedad alemana no judía; no podían someter a los extranjeros (aún los extranjeros judíos) a actos violentos; y tenían que sacar los archivos de las sinagogas antes de destrozar esas y otras propiedades de las comunidades judías, y debían transferir esos archivos al Servicio de Seguridad (Sicherheitsdienst, o SD). Las órdenes también indicaban que los oficiales de la policía debían arrestar la mayor cantidad de judíos que las cárceles locales pudieran alojar, preferiblemente hombres jóvenes y sanos.
Relojería destruida en Munich durante la Kristalnacht
Los alborotadores destrozaron 267 sinagogas a través de Alemania, Austria, y los Sudetes. Muchas sinagogas ardieron toda la noche, a plena vista del público y los bomberos, que habían recibidos ordenes de intervenir solamente para prevenir que la llamas se extendieran a edificios cercanos. Miembros de las SA y la Juventud Hitleriana a través del país destrozaron las vitrinas de aproximadamente 7.500 establecimientos comerciales de propiedad judía y los saquearon. Los cementerios judíos también fueron particular objeto de profanación en muchas regiones.
El pogrom fue particularmente destructivo en Berlín y Viena, hogar de las dos comunidades judías más grandes del Reich alemán. Grupos de hombres de las SA rondaban por las calles atacando judíos en sus casas y forzándolos a realizar actos de humillación publica. Aunque el asesinato no figuraba en las directivas centrales, Kristallnacht se cobró las vidas de por lo menos 91 judíos entre el 9 y 10 de noviembre. El archivo policial del periodo documenta que un alto número de violaciones y suicidios ocurrieron con posterioridad a los disturbios.
Todo un preludio de lo vendría después de la Conferencia deWannsee.
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