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Un triunfo poco limpio IV: Refugiados rechazados

1 Ago

Acabo de terminar un libro de Nicholson Baker titulado Humo humano; trata sobre los orígenes de la II Guerra Mundial, y lo hace de un modo diferente a otros ensayos. Casi al concluir la lectura de este libro que, cronológicamente acaba en 1941, me topé con un episodio que desconocía por completo y que me ha hecho retomar esta miniserie de entradas acerca de esa victoria tan poco limpia que fue la de los aliados.

El Struma frente a Estambul

El Struma frente a Estambul

Se trata del caso del Struma, un buque cargado de refugiados judíos hundido en el Mar Negro en febrero de 1942. Asustados de los horrores que se perpetraban en Europa Oriental, 769 judíos intentaron huir a Palestina a bordo el Struma. Pero, en vez de encontrar la libertad, encontraron un mundo que no quiso cargar con esta responsabilidad. El 12 de diciembre de 1941, un barco griego con un capitán búlgaro (G.T. Gorbatenko) bajo bandera panameña, salió de Constantina, Rumania, en dirección a Palestina. Los 769 pasajeros habían pagado un precio desorbitado. Les habían dicho que debían navegar a Palestina, con una corta escala programada en Estambul, para tomar sus certificados de inmigración palestinos. Cuando los 769 judíos llegaron para subir a la nave, encontraron un viejo barco de transporte de ganado. El barco estaba decrépito y extremadamente mal equipado para este viaje (tenía solamente un cuarto de baño para todos los pasajeros y no había cocina). Puesto que los pasajeros habían dado todo cuanto poseían para este viaje a la libertad, esperaban que éste fuese breve y sin peligros.

El trayecto a Estambul fue complicado ya que el motor del barco se averió, pero por fin alcanzaron el puerto turco tras tres días de navegación. Allí, las autoridades turcas no permitirían que los pasajeros desembarcaran. En lugar de ello, el Struma fue fondeado a poca distancia de la costa. Mientras trataban de reparar el motor, forzaron a los pasajeros a permanecer a bordo  en un encierro que se prolongó durante varias semanas. En Estambul los pasajeros descubrieron que no había certificados de inmigración para ellos. Habían sido engañados al pagar los pasajes creyendo que éstos incluían dichos certificados. Los británicos, que controlaban Palestina, habían oído hablar del viaje del Struma, y no estaban dispuestos a admitir más refugiados en aquel territorio; alegaban para ello lo dictaminado en el Libro Blanco. Los Británicos temían que, de admitirlos, les siguiesen muchos más buques de refugiados. También, miembros del gobierno británicos utilizaron la excusa a menudo empleada contra los refugiados y los emigrantes, de que podría haber espías enemigos mezclados entre los refugiados. Por ello habían pedido al gobierno turco que evitase que buque atravesase los estrechos. Los turcos se mantenían firmes en no dejar desembarcar a este grupo de personas en territorio turco. Trataron entonces de volver a Rumania, pero el gobierno rumano, aliado de los nazis y bastante antisemita, no permitía este retorno. Mientras tanto, los pasajeros vivían un angustioso encierro  a bordo.

 

Angustiosa espera a bordo del Struma

Angustios espera en la cubierta del Struma

Aun cuando viajar a bordo de un buque decrépito quizás les habría parecido soportable por algunos días, la vida a bordo durante semanas comenzó a causar serios problemas de salud física y mental. No había agua potable a bordo y las provisiones habían sido consumidas hace tiempo. El barco era tan pequeño que no todos los pasajeros podían estar sobre cubierta simultáneamente, tuvieron que organizar turnos para poder abandonar las sofocantes bodegas y tomar aire fresco en cubierta. Los pasajeros seguirían aislados durante diez semanas. Aunque muchos estaban enfermos, sólo se permitió desembarcar a una mujer y sólo porque estaba en un estado de gestación muy avanzado. El gobierno turco entonces anunció que si no había una decisión clara antes del 16 de febrero, enviarían al Struma de nuevo al Mar Negro.

 Cuando se acercaba el final del plazo dado por el gobierno turco, los británicos accedieron a permitir que algunos de los niños entrasen en Palestina. Anunciaron que se permitiría entrar en Palestina a los niños de entre once y dieciséis años. Pero esto era bastante problemático: el plan consistía en que los niños desembarcasen para viajar a través de Turquía para alcanzar Palestina. Desgraciadamente, los turcos seguían siendo rigurosos sobre no admitir a ningún refugiado, por ello no aceptaron el plan británico. Además de esta negativa turca, Alec Walter George Randall, Consejero del Foreign Office británico (Ministerio de Asuntos Exteriores), consideró un problema adicional: aun en el caso de que los turcos aceptasen este plan, ¿quién llevaría a cabo el proceso de selección de los niños y quién los apartaría de sus padres, con el consiguiente desgarro familiar?

El plazo se alargó una semana más. Sin embargo, en la noche del 23 de febrero de 1942, la policía turca subió a bordo e informó a sus pasajeros que debían salir de las aguas jurisdiccionales turcas. Los pasajeros protestaron e incluso manifestaron una cierta resistencia aunque inútilmente.Remolcaron al buque aproximadamente seis millas de la costa (algo más de diez kilómetros) abandonándolo a su suerte. Todas las tentativas de reparar el motor habían fallado. El buque iba a la deriva, a bordo tampoco no tenían agua potable, comida, o combustible. Después de apenas un par de horas a la deriva, estalló el barco. La mayoría de los investigadores creen que un torpedo soviético alcanzó y hundió al Struma. Los turcos no enviaron embarcaciones de salvamento hasta la mañana siguiente, sólo pudieron  rescatar a un superviviente (David Stoliar). Los otros 767 pasajeros fallecieron.